Bueno, pues esto se acaba: toca recoger. Como estamos cerca de Madrid, apuraremos el día aquí.
Están preparando el banquete de una boda en el hotel, en el precioso claustro gótico: tiene una pinta estupenda. La gente pasea por las calles bien vestida, sin estridencias y con mucha menos seriedad que en Valladolid: son más "normalitos", o eso creíamos hasta hoy; hay muchas bodas y el desfile de modelos de los invitados es incesante, generalmente un poco excesivos, sobre todo comparado con lo visto hasta la fecha.
Como es el último día hay que hacer compras: recuerdos, productos típicos, regalos para las familias y para la madre... gracias a los largos paseos vamos a tiro hecho. Intentamos reservar para comer en El 24 de la Paloma: imposible ni hoy ni mañana; a golpe de teléfono lo conseguimos en el Mesón del Cid, el del primer día. Visitamos La Casa del Cordón, sede de una exposición sobre Japón muy interesante: "Entre el pincel y la espada". Como otros muchos edificios históricos, La Casa del Cordón es sede de una entidad bancaria: parece que así se conservan en buen estado y parcialmente al alcance del visitante.
La comida excelente, sin sorpresas: es el único sitio en que hemos repetido. Menestra, chuletitas de cordero, bacalao gratinado, leche frita flambeada y helado caliente con caramelo de naranja.
Y luego, para hacer la digestión y quedar con un buen sabor de boca, de nuevo a ver la Catedral, recrearnos en los puntos clave y admirar hasta la saciedad la espectacular Capilla de los Condestables. Carretera y manta y en Madrid en poco más de dos horas; la cercanía de Burgos permite aprovechar hasta el último momento el tiempo de viaje sin que resulte agobiante.
Ha sido éste un viaje muy agradable, y por varios motivos: nos hacía mucha falta, es un destino cómodo, el tiempo ha ayudado y Burgos es una ciudad con mucho encanto, y volcada con la naturaleza, ideal para nosotros en cualquier momento y muy oportuna en el presente. Nos prometemos volver, aunque sea de escapada. Y os la recomiendo, tanto si sois de los nuestros, de ver las cosas muy pausadamente, como si simplemente queréis tener una pinceladas: en cualquier caso, os va a encantar.
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