Las redes sociales están propiciando un curioso cambio de mentalidad en lo que se refiere a la información. En muchos casos, la red es un almacén de datos y esto a veces se confunde con información: solo hay que ver la confusión que crea en los pacientes que buscan sus síntomas en Internet. Sin embargo, las redes sociales pueden ofrecer no solo opiniones, sino datos en tiempo real y no manipulados, datos con los que uno se puede formar su propia opinión y darse cuenta de lo que realmente está pasando.
Es preciso ser muy cauteloso cuando lo que se está leyendo puede tener una importante carga ideológica o simplemente personal, pero es innegable que las redes sociales han supuesto un cambio en la generación, difusión e interpretación de la información, y muchos periodistas y estudiantes de periodismo han comenzado a alertar sobre el "peligro" de una información no filtrada por ellos. Cualquiera, dicen, puede creerse periodista solo por grabar y difundir unas imágenes con la cámara de su teléfono móvil, y esto, siguen diciendo, atenta contra la veracidad de la información. Determinar qué es verdad o cuan veraz es una noticia no es patrimonio exclusivo de nadie, y cada uno de nosotros es responsable de que sus opiniones estén realmente bien informadas. Veamos un ejemplo práctico.
Desde hace muchos meses, los bomberos de la Comunidad de Madrid vienen denunciando en la redes sociales irregularidades en la gestión tanto de la prevención como de la extinción de incendios, en forma de recortes de personal y de material, prolongaciones de jornadas, bajadas de sueldo y represalias contra los que osan denunciar la situación. Ofrecen datos a diario sobre la cobertura de los diferentes parques y alertan cuando se incumplen los mínimos, población por población. ¿Es fiable esta información? Para comprobarla, basta darse una vuelta por uno de estos parques y hablar con los implicados, pero incluso sin llegar a esto llama la atención la precisión de los datos aportados, su actualización diaria y, por si quedasen dudas, las respuestas de los responables políticos. Los bomberos son profesionales de muy alta cualificación, con un trabajo de gran responsabilidad y que conlleva un riesgo para su vida y su integridad física en cada una de sus actuaciones.
Sin embargo muy poca de esta información llega a los medios de comunicación y cuando lo hace llega sesgada. Una vez conocidos los datos podemos recorrer los medios de comunicación digitales, escuchar la radio o ver la televisión, y nos daremos cuenta de que, o no se menciona nada, o se hace de forma parcial cuando no directamente interesada. Dicen que no es noticia: parece más importante constatar mediante una ronda de corresponsales que en el mes de agosto y en España hace calor, o mejor aún, que estamos en alguna de las coloreadas alertas climatológicas que tan bien suenan. La noticia salta cuando ocurre una catástrofe: solo entonces es posible que algún periodista desempolve las advertencias de los profesionales sobre la disminución de personal y de medios, pero si esto ocurre no tarda en aparecer el político de turno con justificaciones peregrinas y cifras huecas, cuando no con ataques directos a la profesionalidad y dedicación de los implicados.
Este verano está siendo especialmente prolijo en situaciones de este tipo: incendios forestales con denuncias previas de ahorro en medidas de prevención y limpieza de montes, incendio en domicilio con tan solo dos bomberos para hacerle frente, declaraciones pretendidamente ofensivas (porque no ofende quien quiere, sino quien puede) de politiquillos cuestionando la profesionalidad de quienes han acudido de forma voluntaria a ayudar a sofocar un incendio, anuncio de despidos en brigadas forestales, apertura de expedientes por hacer público un video sobre una dramática actuación en una accidente ferroviario difícilmente explicable... y todo ello en un clima de despilfarro y de cruce de acusaciones entre las diferentes administraciones responsables de actuar o coordinar las actuaciones. La última noticia, por el momento, en la Comunidad de Madrid es que ya no se incumplen los mínimos ¡porque se han bajado dichos mínimos!
Sin embargo y a pesar de todo, los bomberos siguen haciendo su trabajo y jugándose la vida. Denuncian, pero se aplican a su labor apretando los dientes como los grandes profesionales que son, sabiendo que cuentan con el reconocimiento de la población a la que sirven, y sueñan con el día en que los periodistas se limiten a hacer reportajes de relleno sobre su trabajo porque sus jefes y gestores, conscientes por fin de la importancia de su labor, se han preocupado de proporcionarles los medios necesarios para llevarla a cabo con eficiencia y con el mínimo riesgo para sus vidas. Y mientras ese día llega, sabemos que podemos contar con ellos pese a todo.