jueves, 31 de mayo de 2012

Exceso de información

Esta misma mañana he tenido una conversación con un compañero sobre, ¡cómo no!, la crisis. Me decía que ha dejado de leer la prensa y que en el coche solo pone música, harto de escuchar siempre las mismas desgracias, machaconamente y a todas horas, salpimentadas, eso sí, con informaciones contrastadas por corresponsales y científicos sobre el calor que hace en verano y el frío que hace en invierno.
Creemos vivir en un mundo lleno de información, gracias a las nuevas tecnologías, pero nos equivocamos. Tenemos poca, muy poca información: lo que tenemos son datos, y datos de una calidad muy a menudo discutible. Un coche despiezado no es un coche: es un montón de chatarra. Cuando alguien que sepa junte unas piezas con otras, las ajuste y las haga funcionar, tendremos un coche. Con los datos y la información pasa lo mismo, y siempre tendremos la duda de su calidad. Puedo detectar a diario errores de bulto en informaciones médicas y científicas, lo que me lleva a preguntarme si las informaciones políticas, económicas o sociales que recibo tendrán el mismo problema, y a desconfiar por sistema.
Y aquí está precisamente el meollo de la cuestión: la confianza. La crisis que vivimos es una crisis de confianza en nuestro sistema económico originada en otra crisis: la de los valores de personas sin escrúpulos que han obrado de mala fe para enriquecerse a cualquier precio.
Estas dos crisis merecen un análisis más detallado y lo tendrán, pero baste de momento dejar constancia de que el bombardeo informativo solo genera angustia y merma la confianza, y que así no podemos ni salir de la crisis ni vivir.

Por cierto: la foto es de las termas de Caracalla, en Roma. ¿Y a qué viene? Bueno, es una prueba más, que ésta es solo mi segunda entrada. No tiene ningún otro significado, no le busquéis tres pies al gato.

miércoles, 30 de mayo de 2012

A modo de presentación

Parece adecuado empezar una aventura intentando que el lector comprenda los motivos del autor, sus circunstancias y sus líneas de pensamiento. Eso estaría bien si pretendiese tener un público: nada más lejos de mi intención.
Me cuesta creer que estas reflexiones puedan interesar a nadie más que a mi, pero quizá, solo quizá, alguna de ellas pueda ser de utilidad para alguien. A menudo me sorprende que ciertos comentarios que se me antojan obvios encuentran eco en las personas más insospechadas. Posiblemente mis años, algo más de cincuenta, mi trabajo como médico "de los de antes" en la sanidad pública, mi vocación docente y mi infinita y permanente curiosidad por casi todo lo que me rodea tengan mucho que ver en esto.
Y en el fondo, este viaje va a versar sobre el conocimiento, la lógica, la sensatez en el día a día, y será, espero, un viaje de descubrimiento: el descubrimiento de mi mismo.
Bien, he conseguido configurar esto del blog, y ya es bastante por hoy. Seguro que cambiaré muchas cosas según vaya aprendiendo, pero eso es la vida, a fin de cuentas.