miércoles, 30 de abril de 2014

Viaje a Burgos (3)

Un nuevo día radiante. Estamos teniendo mucha suerte con el tiempo: luce el sol y no llueve; hace fresquillo en cuanto cae la tarde y se levanta el viento, pero es perfectamente soportable. Muy de agradecer: los mismos burgaleses que adoran su ciudad ponen el inconveniente del frío, y temíamos sufrirlo en estas fechas.

Aprovechando la buena situación del hotel vamos dando un paseo hasta el monasterio de Las Huelgas. No se permiten las fotos durante la visita guiada, visita que tiene su sentido para no interferir con las actividades de las monjas de clausura. Lo que resulta increíble es la gestión de mi mochila, la de la cámara de fotos, que despierta todo tipo de sospechas, porque acude el vigilante de seguridad, me informa que debo dejarla en consigna ¡y antes de eso la pasa por el detector de rayos X! ¿Qué piensan, que voy a volar los armarios?  Y lo más curioso es que dejan pasar a una señora con un bolsón tan grande como mi mochila y a otra con una mochila muy sospechosa: comprada en la tienda de regalos del Congreso, eso sí que tiene peligro. La visita en si, muy agradable, con guía y de casi una hora.

A la vuelta pasamos por la iglesia de San Cosme, muy próxima al hotel: un ejemplo más de iglesia monumental "de barrio". Para comer elegimos El 24 de la Paloma, un restaurante moderno sobre la base de la cocina clásica local, y que consigue sabores sorprendentes y con una atención exquisita: ensalada tibia de alcachofas, bacalao al pil pil, tiradas de vieira (con espuma de coco), gyozas dulces de calabaza con helado de Idiazábal y chocolate de Tanzania con licor.

Por la tarde, paseo sin más por la parte antigua y de copas. Hoy hay manifestación por la escuela pública, muy activa y colorida y muy civilizada: apenas un par de coches policiales para dirigir el recorrido y ningún incidente. Ya que estamos por aquí cenamos de raciones en La Cantina del Tenorio, un local entrañable con unas tapas deliciosas y caseras. Aquí nos encontramos con Berta, nuestra guía de Las Huelgas de esta mañana: la mejor recomendación. Es uun sitio muy original a la par que clásico: una de sus paredes está decorada con doce preciosos retratos ¡de sus proveedores!: el del bacalao, el de los encurtidos, el del pan... cada uno con un comentario jocoso.

Esto ya lo hemos visto en otras capitales de provincia: la gente abarrota bares y terrazas hasta bien entrada la noche, pero con un civismo que, por inusual en las grandes ciuidades, resulta sorprendente. Y luego, casi de repente, cada mochuelo a su olivo y las calles vacías. Y nosotros también, que mañana toca coger el coche.

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