martes, 29 de abril de 2014

Viaje a Burgos (2)


Tras una noche de descanso reparador y un desayuno delicioso y abundante, empezamos un día típicamente turístico, así que ¡a la Catedral!

Es realmente espectacular tanto por fuera como por dentro, muy luminosa ya que apenas tiene vidrieras y con una sensación de ligereza muy conseguida. La entrada incluye audioguía, que no solemos coger, pero que está muy bien: ofrece información suficiente de cada sitio y añade la posibilidad de profundizar más a gusto del visitante. El recorrido es agradable, y la pieza clave es la Capilla de los Condestables: una catedral dentro de la catedral. El museo está muy bien planteado y su recorrido es muy ameno. Solo le pondría dos "peros": no hay aseos y el centro de interpretación y el estupendo vídeo histórico que en él se proyecta están al final de la visita; empezar por aquí facilitaría mucho la comprensión del conjunto.

Comida en sitio típico: el Mesón del Cid, frente al pórtico de SantaMaría, en un edificio histórico perfectamente conservado y con una cocina exquisita y contundente: berenjenas rellenas de bacalao, escalopines a la pimienta, solomillo con salsa de queso del páramo y postres del abuelo (queso de Burgos con miel y nueces) y de la abuela (cuajada con miel y piñones).

Hay que bajar como sea tan opípara comida, así que toca paseo por el larguísimo parque de la Isla. Se trata de un espacio en la margen derecha del Arlanzón, perfectamente acondicionado como jardín botánico y zona de recreo tranquilo, con estanques, fuentes, restos arqueológicos rescatados del olvido y una tranquilidad que solo se encuentra en este tipo de ciudades.

Y es que la impresión que transmite Burgos es de una ciudad muy cosmopolita: no en vano es punto clave del Camino de Santiago, y sin embargo pausada y calmada, con gentes muy abiertas de verdad con el visitante. Y limpia, muy limpia, lo que refleja no solo un esfuerzo para que así sea, sino un llamativo grado de civismo de sus gentes. También aquí encontramos los bares abarrotados por la noche y en día laborable en mitad de la semana: este sistema de relaciones y, sobre todo, el poco tiempo ante el televisor que ello implica pueden tener mucho que ver en el ambiente que se respira en las calles.

Terminamos el día cenando raciones en La Favorita; la próxima vez tomaremos tapas, ya que hay mucha tradición en la zona y este bar tiene importantes premios en concursos de estos manjares.

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